The Kids Are Alright: Para reírse del pasado y pensar el presente

Los primeros días del aislamiento, acá hicimos de todo: Cenas por zoom, clases de baile, vimos películas y teatro juntos, manualidades, juegos de mesa, rompecabezas, etc. Pero ya a esta altura, más de cien días después de que empezó el confinamiento, nos vemos sólo para la cena. Somos muchos y la clave para no matarnos es que cada quien respete el espacio del otro. Seguimos el ejemplo de mi gata, que cuando se cansa de nosotros, se aísla. 

Por eso, cuando mi viejo se puso a ver The Kids are Alright, en Netflix, el resto estaba medio en la suya. Nos enganchamos al segundo o tercer capítulo, aunque yo ya la había visto y la redescubrí. Es que verla en familia, y en este contexto de aislamiento y hartazgo, es todavía más gracioso. 

La serie trata sobre una familia católica irlando-americana en los turbulentos años 70s: Los Cleary, un matrimonio con ocho hijos varones. No es una sitcom, pero sigue ese ritmo, aunque en vez de risas grabadas, hay silencios y primeros planos, muy al estilo The Office o Malcom in The Middle

Los Cleary, una familia tipo de los 70s

Parte de la gracia es la forma en que está filmada, con una sola cámara, simulando ser una grabación familiar. Mi hermana notó que hasta la imagen tiene tonos rojizos que le dan ese toque vintage, porque la idea no es transportarte en el tiempo a aquellos años sino que uno los pueda ver desde nuestra perspectiva. La trama gira en torno a los recuerdos del hijo del medio, Timmy, que sueña con ser artista, aunque no tiene ningún talento en particular y sólo busca sobresalir entre tantos hermanos. Capaz por eso es mi favorito. 

Los capítulos duran 20 minutos- el tiempo ideal para la convivencia en paz en cuarentena – y son autoconclusivos, así que si te perdés alguno no pasa nada. Eso es muy importante a la hora de ver algo en grupo para que nadie se ofenda.

Los Cleary, una familia tipo de los 70s

Les repito, mírenla con sus viejos, porque no tiene desperdicio. El humor funciona a varios niveles. Si bien hay muchas referencias a hechos históricos norteamericanos, también refleja muy bien el clima de los setentas:  Los derechos civiles, la guerra de Vietnam, el hippismo, la segunda ola feminista, la revolución sexual, todo eso pasa de fondo. Es el primer enganche, porque ellos lo vivieron cuando eran chicos – además aparecen todas las estrellas de cine, juegos y marcas de esa época – pero a medida que pasan los capítulos, van a notar que ellos se van a ver más reflejados en Peggy y Mike, los padres, que en los chicos. 

The Kids are Alright plantea la brecha entre dos generaciones: La de los padres,  religiosos y patriotas, vs los hijos, influidos por todas las nuevas ideas de la contracultura y el cuestionamiento a los mandatos sociales

  • Spoiler alert: El primer capítulo empieza con el hijo mayor abandonando el seminario y ocultándoselo a sus padres por miedo a desilusionarlos, a la par que se deja el pelo largo y se pone de novio con una chica asiática. 

Por eso es tan actual. Es como ver a tu propia familia pero a la distancia. Los temas son otros pero las discusiones son iguales: Que «se están perdiendo los valores» que «el sistema así ya no se aguanta» que «todo bien con los derechos de la mujer pero…», etc. Y a su vez nadie tiene certezas de nada. Porque ni los adultos están muy convencidos de que todo deba ser tan estricto, como aprendieron en su infancia, ni los jóvenes tienen seguridad de que el camino que están eligiendo lleve a algún lado.  

Al estar ambientada hace 50 años, la serie se permite un tipo de chistes al que no muchos programas se atreven. Peggy (Mary Mccormack – The West Wing) puede ser desalmada con sus hijos, manipuladora, y hacer comentarios racistas, sin dejar de ser querible. La frase «cero threads» se aplica a cada diálogo, desde el más grande al más chico, todos dicen algo que hoy levantaría varios tweets de indignación. Pero por eso me gusta tanto, permite reírnos de algo que no está bien reírse y a su vez te muestra todo lo que avanzamos. Genera complicidad y hasta un poco de culpa. Esa culpa judeo-cristiana que está tan presente en los Cleary, y en nosotros también. 

Eddie Cleary y su novia Wendi

La mala noticia es que sólo hay una temporada, la cadena ABC la canceló a pesar de sus buenas críticas y raiting inicial pero hay chances de que si Netflix ahora tiene los derechos, esté planeando un reboot. Recemos, porque si la cuarentena se sigue extendiendo, acá vamos a necesitar más capítulos.