El vestido de Meghan

El vestido que Meghan Markle usó en la polémica entrevista que ofreció ayer a Oprah Winfrey, junto a su esposo el Príncipe Harry, esconde un mensaje hacia adentro de la Corona. 

A los ojos de todos, la entrevista de Meghan Markle y Harry con Oprah Winfrey, trajo recuerdos de cuando su madre, Lady Di, desafió a la corona ofreciendo una entrevista a la BBC, en la cual compartió detalles de su fallido matrimonio con el Príncipe Carlos. Pero en esta oportunidad no se trata de una mujer hablando de las infidelidades de su marido, sino de una pareja unida en una guerra sin cuartel contra la institución más antigua de Gran Bretaña. La opinión pública se encuentra dividida entre quienes los apoyan en su decisión de dejar los deberes de la Familia Real y quienes lo critican por, supuestamente, usar su título para obtener contratos millonarios, como el que acaban de firmar con Netflix.

Los Duques de Sussex en la entrevista exclusiva con Oprah Winfrey.

Este hecho a simple vista puede parecer único pero no es más que un eco de un escándalo aún mayor y que Meghan decidió, astutamente, homenajear con su vestuario.
El vestido y el peinado que la duquesa de Sussex usó en la entrevista de NBC con Oprah Winfrey está claramente inspirado en el del famoso retrato de Wallis Simpson, la norteamericana dos veces divorciada por la cual el rey Eduardo VIII decidió dejar el trono, luego de que el establishment le prohibiera casarse con ella. 

Harry y Meghan dieron detalles sobre el maltrato que recibieron de parte de otros miembros de la Familia Real

Corría el año 1936 y el mundo parecía encaminarse a otra gran guerra, en ese contexto el rey intentaba convencer a la Iglesia Anglicana y el Parlamento que le permitieran casarse con Wallis. Como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, era inaceptable que el rey se uniera con una mujer divorciada. Además había rumores de que ella era estéril y no podría engendrar un heredero, contaba con varios amantes y además, simpatizaba con el nazismo. Fue un período en el cual se temió por la abolición de la monarquía. La crisis de la abdicación marcó un antes y un después en la historia británica, a tal punto que la reina Isabel hoy no sería reina si no fuera porque su tío Eduardo le cedió el poder a su hermano menor, el futuro rey Jorge VI. 

Eduardo VIII y Wallis Simpson en una entrevista desde Francia, años después de la abdicación.

Luego de abdicar, Eduardo y Wallis se refugiaron en Francia, donde se rodeaban de artistas y magnates. Si bien recibían una pensión como duques de Windsor, sus mayores ingresos provenían de las entrevistas que daban a la prensa. Esto enfurecía a la familia real, porque no sólo eclipsaban a la figura del rey y la reina sino que contribuía a seguir debilitando la ya golpeada institución de la Corona. Como represalia, se les prohibió el ingreso al país y a Wallis Simpson se le negó el uso del título de Su Alteza Real. La semana pasada, el Palacio de Buckingham emitió un comunicado en el cual le retiraban sus títulos a Meghan y Harry, luego de conocerse que habían vendido una nota exclusiva con Oprah Winfrey por más de 6 millones de dólares. El vestido de Meghan no es casual. 

Wallis Simpson y Eduardo VIII atraían el interés de la prensa de todo el mundo.

Volviendo a 1936: La prensa, ávida por vender más periódicos, exageraba la rivalidad entre la reina madre y Wallis Simpson, presentando a una como un personaje acartonado y protocolar y a la otra como una mujer sofisticada e ícono de la moda. Lo cierto es que Elizabeth Bowes Lyon, la reina madre, culpaba a Wallis por haber descarrilado a su cuñado de su deber de nacimiento, condenando a su propia familia a una labor que no les correspondía, ni deseaban. Los tabloides de aquel entonces, no paraban de inventar historias sobre las dos mujeres, tal y como hoy lo hacen con Meghan y Kate, la futura reina madre. 

La Reina Madre se refería a Wallis como «Esa mujer» y ella solía ponerle apodos como «Cookie» por la forma de su cara.

El matrimonio de Meghan y Harry parecía pensado para dejar atrás el fantasma de la abdicación: Una americana  divorciada -y afrodescendiente – era bienvenida por primera vez en la familia real. El acoso de la prensa y las denuncias cruzadas, desde maltrato psicológico hasta racismo, empañaron el plan de la corona para modernizarse.

En la serie The Crown, cada vez que estalla un escándalo dentro de la realeza, se vuelve al escándalo fundacional: La Abdicación. Esa idea de que la familia – o La Firma como la llama Meghan – causa sus propios problemas en su afán por no repetir la historia del rey que abandonó sus deberes por una mujer. Ocurrió con Carlos, Lady Di y Camila y pareciera que  va a seguir pasando con Meghan y Harry.

Cada familia, por más títulos y tierras que tenga, tiene al menos un hecho vergonzoso, ese evento que la define y condena a reeditar una y otra vez los errores de sus ancestros, hasta que alguien más joven se anime a sacarlo a la luz. 

Harry y Meghan anunciaron que esperan una bebé, rompiendo con el protocolo del Palacio de Buckingham que no acostumbra anunciar el sexo de los hijos reales hasta su nacimiento. ¿La llamarán Diana, o Wallis?