Samhain, el festival celta que dio origen a lo que hoy conocemos como Halloween.
Cuando empecé a bailar danzas irlandesas, hace casi veinte años, había dos fechas en el año que sí o sí teníamos que reservarla para eventos: Una era San Patricio, obviamente y la otra era el 31 de octubre, Halloween. Pero, qué tienen que ver los irlandeses con la fiesta que, a simple vista, parece la más norteamericana de todas, junto con Thanksgiving y Navidad? Como suele ocurrir con estos festejos, cuando corremos un poco el velo del marketing y el consumismo, lo que encontramos es que su origen es mucho más antiguo y profundo de lo que creíamos. Este es el caso de Halloween, que hace más de mil años se celebra en Irlanda, bajo el nombre de Samhain.

Samhain – El año nuevo celta
Los pueblos que hoy identificamos como «los antiguos celtas» y que se extendieron durante siglos por todo el continente europeo, no eran una nación unificada políticamente, eran más bien tribus con una lengua, costumbres y una religión en común. Dividían el año en cuatro grandes festivales, siendo el más importante de ellos la noche del 31 de octubre, Samhain, que en gaélico significa «Fin del verano». Durante este tiempo, se recolectaba la cosecha y las personas se preparaban para recibir los largos meses de frío. Se creía que los dioses de la luz y la vida cedían su poder a los de la noche y la muerte y que en la víspera del año nuevo celta, ninguno de ellos gobernaba.

Los celtas creían que, durante esta noche, se borraba la división entre el mundo de los vivos y los muertos y que los espíritus podían deambular libremente entre ellos. Para evitar su ira, la gente dejaba frutas en los umbrales de las casas y usaban máscaras, para que, en el caso de cruzarse con algún difunto, este creyera que era uno de ellos y no los dañara. Siglos después esto se transformaría en la tradición del Trick-or-Treat, es decir disfrazarse para ir de puerta en puerta pidiendo dulces a cambio de no hacerle una broma pesada al dueño de la casa.

Los guerreros celtas solían decapitar a sus enemigos para evitar que reencarnaran y volvieran a atormentarlos. Según registros arqueológicos, se sabe que usaban calaveras como faroles, prendiendo fuego en su interior.
Durante el festival de Samhain, los druidas, sacerdotes de la religión celta, encendían grandes hogueras para espantar a las almas en pena – especialmente de los enemigos – Las personas acostumbraban llevarse algunas brasas para bendecir sus hogares.
Con el tiempo – por razones obvias – se dejaron de usar las cabezas de esqueletos y se comenzaron a ahuecar nabos con forma de linterna. Algunos siglos después y gracias a la gran inmigración irlandesa y escocesa en Estados Unidos, esta tradición se convertiría en el emblema de Halloween. Las calabazas, frutos propios del continente americano, son mucho más fáciles de tallar que un nabo.
Esta costumbre tiene puntos en común con La vela roja de Nochebuena
Jack, el espíritu de Halloween
En irlanda existe una leyenda que dio origen a gran parte del imaginario moderno de Halloween. Su protagonista, «Stingy Jack» – es decir, Jack, el tacaño – era un joven irlandés que se la pasaba estafando a taberneros y siempre estaba en compañía del diablo. Jack le había prometido su alma a cambio de fortuna y juventud eterna, pero eventualmente le llegó el momento de morir. Una noche de Samhain y, al notar que ya no tenía dinero para pagar por más bebidas, Jack le pidió al diablo que se transformara en una moneda, convenciéndolo que luego podría volver a su forma original. Lo que el diablo no sabía era que en Irlanda existía la costumbre de guardar el oro junto a una cruz, lo que debilitó sus poderes, impidiéndole volver a transformarse hasta que el dueño del pub usara esas monedas nuevamente. Para entonces, Jack había huido de su acreedor.

Según la tradición, cuando Jack murió, nadie en el Cielo quiso recibirlo y el diablo, resentido y humillado, tampoco le permitió el ingreso al infierno. Ante sus súplicas, el demonio le arrojó una brasa en llamas y le dijo que si lograba mantenerla encendida hasta el día del juicio final, podría ingresar al Paraíso. Jack, siguiendo la costumbre de sus ancestros celtas, ahuecó un nabo y colocó en este el carbón encendido. Hasta el día de hoy, las calabazas de Halloween llevan su nombre : JackO´ Lantern, es decir, Jack, el de la linterna.
Jack, el de la película de Tim Burton, está inspirado en este personaje.

De Samhain a Halloween
En este blog siempre les hablo del sincretismo, ese proceso por el cual una costumbre, al fusionarse con otra cultura, termina creando una nueva. Irlanda, tal vez por ser una isla , atravesó un proceso de cristianización diferente al del continente. Algo de eso hablamos en Los victorianos que inventaron la Navidad , lo que antes era un festival pagano terminó transformándose en una fiesta católica, y Halloween no es la excepción.
El día siguiente a Samhain fue reemplazado por el Día de los Muertos y Todos los Santos, y a la noche previa se le dio el nombre de All Hallow’s Eve, la víspera de todas las almas. De ahí deriva el nombre Halloween, que los irlandeses todavía siguen escribiendo con un apóstrofo (Hallowe’en) capaz en un esfuerzo lingüístico para que no olvidemos que en su remota isla se originó la fiesta que Estados Unidos popularizó.

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